“El objetivo será recibir la medalla de finisher”

Asier Duarte ha vivido el motor y en especial el todoterreno desde bien pequeño. Su padre, un apasionado del 4x4, llevó a casa un Suzuki Samurai siniestrado cuando él tenía 12 años y juntos lo prepararon estilo buggy. Este vitoriano aprendió a conducir a los 11 y por su garaje han pasado vehículos clásicos de todo tipo en todo este tiempo. Recuerda cuando bajaron a Granada a ver el Dakar y cómo aquello fue una fuente de inspiración para todos en casa. Como no podía ser de otra manera, optó por formarse como mecánico y actualmente cuenta con su propio taller. En 2009 empezó a hacer viajes al desierto, aprendió a navegar, a orientarse entre las dunas, y la llamada del Touareg ya le llegó en 2021, pero finalmente no pudo estrenarse el pasado enero y será en la 45ª edición del rally cuando haga su debut en Classic. Su objetivo era encontrar el mítico Patrol de Miguel Prieto de 1987, algo que parecía casi imposible… y lo logró a través de una página de artículos de segunda mano. En ocho días ya lo tenía en casa y durante el confinamiento le sirvió para matar las horas muertas. Este 2023 cumplirá su sueño junto a Luis Barbero, que también se estrenará en estas lides y asegura ser la “oveja negra” de su familia, ya que no hay afición a las carreras en ella. Pero ya con 15 años se construía sus propios karts y ha estado ligado al mundo del motor desde entonces. No obstante, sus padres, aunque ya son mayores, le han prometido que si llegan a la meta en Dammam, estarán allí aplaudiendo la hazaña conseguida. Barbero y Duarte se conocieron en un viaje a Marruecos en 2010 y entonces surgió una buena amistad. Cuando el segundo llamó al primero para decirle que si podía ir a buscar un coche a Córdoba, este le dijo que era una locura y que estaba para chatarra, pero cuando escuchó lo que se traía entre manos su amigo, se subió al barco sin dudarlo. El desierto les espera.

A.D.: “El Dakar ha sido un sueño para mí desde bien pequeño, cuando lo vi pasar cerca de casa en Vitoria y en Granada, después de bajar hasta allí con mis padres. Aún me cuesta creerme que vayamos a estar en la línea de salida este año, porque en 2022 nos quedamos sin ir a última hora. El objetivo será acabar en carrera y recibir la medalla de finisher. Tengo claro que dormiré con ella todos los días… al menos al principio (risas). Vamos a ir a disfrutarlo y a vivir una experiencia que no olvidaremos nunca. Quiero agradecer a mi familia, en especial a mi mujer y mi hijo, la paciencia que tienen y que van a seguir teniendo estas semanas. Esto te quita muchas horas y muchas de ellas son de ellos”.

L.B.: “El Dakar siempre es como un sueño inalcanzable cuando lo ves en la televisión y cuando escuchas las aventuras de otros conocidos que lo han vivido. Siempre dije que quería ir aunque fuera a dar de comer a la gente para vivir la experiencia. Estar en el vivac con todos esos grandes pilotos y experimentarlo en primera persona va a ser increíble. Nuestra idea es vivir cada día, disfrutarlos a tope y empaparnos de la carrera. Simplemente finalizar ya será todo un éxito y más con un coche clásico como este. El año pasado nos quedamos fuera por falta de apoyo; esta vez hemos hecho un esfuerzo grande los dos, era el momento”.