17 años después, a completar una historia inacabada
EN BREVE…
- A Óscar Hernández, nacido en Molins de Rei (Barcelona) hace 50 años, le perseguía el recuerdo de quedarse a las puertas de debutar en el Dakar en moto. Se clasificó para disputar la carrera más dura del mundo en 2008, pero cuando ya había pasado las verificaciones y su moto se encontraba en parque cerrado, llegó la noticia de la cancelación de la carrera. Vuelve en 2025 para completar esa historia inacabada.
- Este piloto amateur catalán regenta junto a sus dos hermanos una empresa de movimiento de tierras y reciclaje de materiales de industria y de obras. En ella convierten los residuos de la construcción y fundición de hierro en un árido que se usa para obra pública o construcciones de naves industriales. Dicha empresa también se encarga de realizar las explanadas donde ubicar grandes plataformas logísticas.
- Hernández fue varias veces campeón de Catalunya de Enduro y tras la decepción de 2008 probó suerte de piloto de coche en varias pruebas a nivel nacional, pero volvió a las dos ruedas, donde llegó a competir en la Red Bull Romaniacs de Hard Enduro en 2016. Su dedicación al trabajo le hizo aparcar su sueño dakariano durante muchos años, pero cuando estaba cerca de cumplir los 50 entendió que no podía aplazar más el mayor reto de su vida.
- En 2008, Óscar iba a competir en el Dakar junto a su amigo Juanjo Martínez, compartiendo estructura. Ahora, 17 años después, ambos regresan juntos para cumplir esa meta en el mismo equipo, el Fantic Racing Rally Team.
AMBICIÓN 2025
O.H.P: “Han pasado muchos años desde que en 2008 nos quedamos a las puertas de debutar en el Dakar, cuando ya nuestra moto estaba lista en el parque cerrado. Pero diría que ahora la ilusión es incluso mayor. Aquello fue un chasco. De repente, el sueño se esfumó. Desde entonces yo sabía que tarde o temprano regresaría al Dakar. Teníamos que quitarnos esa espina. No me podía morir sin ir al Dakar. Han pasado 17 años porque el trabajo me tenía que permitir hacer algo así y antes no había podido. Si no tienes tiempo para prepararte física y mentalmente y no puedes lograr el presupuesto para ir, más vale que no lo intentes. Y ahora había llegado nuestro momento”.
“El Rally de Marruecos, que es menos de la mitad de un Dakar, fue muy complicado. Y piensas: “¿Hasta qué punto vale la pena?” Pues ese punto es el que luego te da la felicidad de haber hecho el Dakar. Regreso con Juanjo. Entrenamos juntos y en carrera siempre vamos unidos: si yo salgo antes que él, en la primera duna me espero a que llegue. El objetivo es salir y acabar juntos, porque yo tengo unas cosas que le va bien a él y él tiene otras que me van bien a mí, como la mecánica y la orientación. Nos complementamos y juntos somos mejores. Si tuviese que ir solo, no iría al Dakar. Nos ayudamos en todos los sentidos”.