Unos dromedarios bastante particulares

Dakar 2024 | Etapa 8 | AL DUWADIMI > HAIL
15 enero 2024 - 10:55 [GMT + 3]

Los Toyota y el Dakar vienen de lejos. Arnaud Delmas-Marsalet ha formado parte de él en diversas funciones, como competidor en los años 80, como proveedor de vehículos para la organización y ahora como preparador de candidatos para el Dakar Classic. La Compagnie Saharienne ha inscrito tres dromedarios en la prueba.

Cuando se hace balance de los 4x4 que han participado en el Dakar a lo largo de su historia, llama la atención el número de Toyota que aparecen en las clasificaciones finales. En particular, la dinastía de los Land Cruiser, en todas sus generaciones, sedujo a los aventureros de los años 80, conquistó a los pilotos que querían llegar al Lago Rosa en los años 90 y sigue ganando adeptos en el siglo XXI. No hay que buscar muy lejos para comprobar el éxito de estos vehículos, ideales para afrontar el Dakar. Su robustez, su capacidad para superar las dunas y su fiabilidad los han convertido en una referencia para los pilotos amateur. No es de extrañar que un buen número de estos vehículos se encuentren en el Dakar Classic, y el preparador del Périgord Arnaud Delmas-Marsalet, fundador de la Compagnie Saharienne, se ha especializado recientemente en ofrecer estas bestias del desierto a los novatos que desean iniciarse, como por ejemplo Olivier Delrieu, que forjó su temperamento aventurero en la competición en alta mar, como la carrera Transat Jacques Vabre, antes de animarse a inscribirse en el Dakar Classic. "Encuentro que hay similitudes, como la resistencia, la incomodidad y la vida a dúo", afirma el director de una empresa en París. "Y en cuanto a los 4x4, tengo debilidad por el Land Cruiser, porque poseía uno cuando viví un año en Nigeria. Para el Dakar Classic, era consciente de sus cualidades de solidez, pero he conseguido cargarme piezas en dos ocasiones, atentando así contra su buena reputación. En la primera avería, no vi un agujero y caímos en él, así que rompí un puente. El equipo hizo milagros para encontrar piezas de repuesto en los desguaces locales. Lo bueno fue que acabamos en el camión escoba hasta las tres de la mañana. Y eso también nos permitió vivir claramente la aventura que habíamos venido a buscar".

De hecho, los mecánicos de la Compagnie Saharienne deben algunas horas extra a las hazañas de Olivier. Pero Arnaud Delmas-Marsalet confía plenamente en sus coches, cuya historia le gusta contar: "En mi opinión, el HZJ 78 DKR es el 4x4 más sólido que existe. Los que tenemos aquí han tenido una primera vida, porque como importador de Toyota, vendí una flota a la organización del Dakar, que los utilizó durante diez años como "Charly" (los vehículos que se desplazan por los CP) y que hacían sistemáticamente los reconocimientos. Así que todos ellos tienen alrededor de 100.000 kilómetros en las pistas del rally. Ahora les damos una segunda vida en el Classic, porque tienen el aspecto de los coches de los primeros rallies París-Dakar, y sobre todo tienen la ventaja de ser robustos. Esto permite a las personas sin experiencia iniciarse en el Dakar con la máxima tranquilidad. Los hemos llamado dromedarios, lo que les va muy bien porque tienen la misma resistencia, se encuentran a gusto en las dunas, además de ser un animal que nos encanta".

© Murilo Mattos - Fotop
© Murilo Mattos - Fotop

En uno de los tres dromedarios que participan en el Dakar Classic, se ha instalado otra pareja de debutantes, con un pedigrí inusual en el vivac. Thierry Varlat y Guillaume Gelée son exmilitares y comparten el volante. Este último trabajó mucho tiempo como piloto de pruebas en aviones de combate como el Mirage 2000 y el Rafal, y no duda en establecer comparaciones: "Competir en un coche en un Dakar es muy parecido a lo que ocurre en un avión de combate. Requiere mucha coordinación y comprensión de las preguntas y respuestas del compañero. No es la misma velocidad, pero sí el mismo ritmo, la misma intensidad. En un avión de combate, la referencia es la ubicación de la misión en un mapa. Pero aquí nos alejamos de las referencias habituales y adoptamos otras nuevas, concretamente las casillas del road-book".

En la zona de la Compagnie Saharienne, pronto nos encontramos con Lucas, a quien su padre Arnaud ha transmitido su pasión por los Toyota y el desierto. Tanto es así que este joven de 26 años, diplomado de una escuela de comercio de alto nivel, decidió dedicarse a ello: "Tuve la suerte de ir al desierto muy pronto, la primera vez a los 5 años. Y no tardé en ponerme al volante, sobre las rodillas de mi padre a los 7, y luego por mi cuenta a los 9 años. Y ahora lo he convertido en algo profesional. Nos levantamos cada mañana sin saber qué va a pasar durante el día, pero disfrutamos encontrando soluciones. Estamos muy contentos con nuestros dromedarios, no son los más rápidos, pero probablemente son los más valientes”.

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