Y Camelia se convierte en la "Pantera Negra"

Dakar 2024 | Etapa 6 | SHUBAYTAH > SHUBAYTAH
12 enero 2024 - 00:39 [GMT + 3]

 Después de nueve Dakares en quad y seis en T3 o T4, vistiendo siempre el azul de Yamaha pero sobre todo el rosa de su color favorito, Camélia Liparoti tomó la salida de esta 46 edición al volante de un Challenger OT3 del equipo G-Rally de Guillaume de Mevius. Un fabuloso giro del destino.

La Pantera Rosa no ha desaparecido. Todavía ruge en el casco que Camelia Liparoti se pone todas las mañanas al salir del vivac. Sin embargo, todos los tonos rosas que han adornado sus vehículos y monos, desde sus primeras participaciones en quads en Sudamérica hasta los SSV con los que ha corrido en Arabia Saudí en los últimos años, han desaparecido. En marcado contraste con las fantasías que la caracterizaban, la piloto franco-italiana se ha instalado en un buggy completamente negro, sin patrocinadores, y cuyo único signo distintivo es su dorsal, el 322. Pero, ¿qué ha ocurrido para que se produzca esta metamorfosis? "Toda la historia se desarrolló en pocos días", explica la rubia con las coletas más famosas del vivac. "Se suponía que iba a participar en la Mission 1000 con el vehículo de un preparador americano que conocí en el Sonora Rally, porque creo mucho en el hidrógeno como tecnología del futuro. Pero el 24 de diciembre nos enteramos de que habían cancelado sin más el vuelo que debía transportar mi SSV".

No se ha visto un Dakar sin Camelia desde la era africana del rally. Así que antes de darse por vencida, siempre cabía la posibilidad de hacer algunas llamadas... por si acaso. "Llamé a Guillaume de Mevius, que me dijo que uno de los OT3 que había preparado estaba disponible porque la tripulación argentina tenía previsto alquilarlo se había retirado. Así que en lugar de dejarlo inactivo, me hizo una gran oferta y yo no me lo pensé dos veces." De hecho no era el momento de aplazar nada porque esta conversación tuvo lugar el 31 de diciembre. Con su formidable eficacia, tuvo que montar este flamante proyecto en menos de 24 horas cuando la contrarreloj antes de la salida del 5 de enero en AlUla ya estaba en marcha. "Ni que decir tiene que yo no tenía nada preparado. Llamé a un amigo de Qatar para que me prestara una pequeña autocaravana y luego me puse en contacto con mi viejo amigo Walter Fortichiari, que tiene 34 Dakares en su haber y que no tardó ni cinco minutos en decidirse a venir conmigo".

Así que ya teníamos a Camelia Liparoti en AlUla, la última en ser admitida a las "verificaciones" y embarcada para el prólogo en un coche que sencillamente nunca había conducido antes. "No se parece en nada a nada que haya pilotado antes. Es más pesado y la conducción es diferente porque, por ejemplo, hay que ir cambiando de marchas. Estaba confusa, así que levanté el pie del pedal y en 30 kilómetros eso es imperdonable. Terminé en el puesto 39 de la categoría, así que en la primera etapa estaba justo en medio de los camiones. Pero poco a poco me fui acostumbrando y conseguí terminar 21ª en la quinta etapa y llegó el momento de las dunas". En su terreno favorito, Camelia confirmó su adaptación a su nueva máquina al terminar las 48h en la vigésima posición de la clasificación Challenger. Al final de esta primera semana totalmente inesperada, el resultado deportivo no ha sido la principal motivación de la invitada sorpresa, sino la sensación de volver al mundo del Dakar en enero: "A final de cuentas, me encanta salir de mi zona de confort y probar algo diferente para progresar y mejorar. En cualquier caso, nunca había vivido un cambio de tornas así y todo parece como una película. Pero esto es el Dakar y por eso lo amamos, por eso lo odiamos y por eso volvemos". Rosa o negro, da igual.