Llegar a la meta juntos

Dakar 2023 | Etapa 1 | ALULA > AL HENAKIYAH
1 enero 2023 - 21:42 [GMT + 3]

 

Con los números 108 y 109, Julien Barthélémy y Kevin Durand se han prometido cruzar la emta del Dakar del brazo. Su proyecto fracasó el año pasado, pero harán todo lo necesario para conseguirlo esta vez.  

 
Cuando Julien y Kevin sacan su carnet de ruta en la llegada de la primera especial del rally, todavía no se ha puesto el sol. Tras el polvo que les cubre, se adivina el rostro de dos hombres cansados, pero contentos. “Esto empieza con fuerza ya en la primera etapa”, comenta el primero. “Si pillo por banda al que dijo el año pasado que el recorrido había sido demasiado fácil…”. Los dos se ríen. “Tuvimos y abuenas dunas”, comenta Kevin. “Pero esta primera jornada no ha sido tan tranquila como me imaginaba. Tendremos que descansar antes de la etapa de mañana”. Para hacer tiempo, deciden fumarse un cigarrito, mientras charlan con los que trabajan en la llegada. Julien Barthélémy conoce bien la organización del Dakar. “Estuve trabajando como parte de la organización durante más de diez años”, confiesa. “Al final era responsable de las salidas de especial”. Sin embargo, nunca se le había ocurrido participar en el rally. “Cuando formas parte de la organización, la aventura humana es bonita”, asegura. “Si no fuera por Kevin, nunca se me habría pasado por la cabeza inscribirme”. Ambos se conocieron tomándose una cerveza y luego se hicieron amigos durante una formación de pilotaje organizada por Julien que enseña practicar el motociclismo todoterreno y organiza salidas en la región en la que vive. Así que fue el responsable de que Kevin Durand le tomara el gusto al rally. El primero tiene 40 años y el segundo, 33. Rápidamente se llevaron bien. “Nos hicimos muy amigos y empezamos a correr juntos”, comenta Julien. Hace seis años Kevin nunca había montado en moto todoterreno. La idea de inscribirse en el Dakar fue poco a poco germinando en la mente de los dos motoristas. “Un proyecto común, una apuesta loca”, sueltan al unísono. El año pasado se lanzaron a la aventura. Desgraciadamente, aunque Barthélémy llegaba a la meta final del 44º Dakar, Durand tuvo que tirar la toalla en la sexta etapa debido a una clavícula fracturada. Resultada evidente que así no podía quedar la cosa. “El año pasado llegamos aquí por él”, dice Kevin, mientras señala a su amigo con el dedo. “Y este año es por mí, porque me lesioné y no podíamos dejarlo así. El proyecto del Dakar lo hemos montado entre los dos, así que tenemos que terminarlo juntos”. Contra todo pronóstico, los dos amigos dicen que no es tan difícil correr juntos. “Me paso la vida haciéndolo para otros”, añade Julien. “No me molesta mucho adaptar mi ritmo. Además, este año puede que sea al revés. Físicamente, Kevin está mejor preparado que yo. Lo que hacemos es ir turnándonos para ir uno delante del otro. Lo hacemos con bastante fluidez. En cuanto a la navegación, nos ayudamos mutuamente. Es más fácil ver los errores que cuando vas solo. Sobre todo, cuando uno empieza a estar cansado es más fácil equivocarse”.

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