Una mentalidad de hormiga en un cuerpo de cigarra

Dakar 2020 | Etapa 8 | Wadi Al Dawasir > Wadi Al Dawasir
13 enero 2020 - 08:39 [GMT + 3]

 El más joven de los saudíes inscritos en el Dakar ha aprendido ya mucho sobre una carrera que descubre por primera vez este año. Capaz de encajar los reveses y las decepciones como nadie, Talal El Badr confiesa que este es solo el inicio de una bonita historia de amor con su SSV.  

© Duda Bairros

Talal El Badr era del tipo de personas que no dudaba en recorrer Europa en bici y luego se fracturaba la clavícula por el camino. Con la misma osadía se calzaba unos esquís, una pasión que le llevó a maltratar su pierna derecha en una estación francesa hace dos años. Años antes, atraído por la halterofilia, levantaba pesas de 160 kilos sin encontrar resistencia debido a su impresionante corpulencia. Tras tocar todos los palos, decidió apostar por un deporte capaz de llenarle de satisfacción: el rally raid en el desierto. “Cuando era más joven, me interesaban mucho los coches. Me fascinaban las imágenes de los Porsche 959 que competían en el Dakar en la década de los 80”, cuenta este joven con aires de eterno estudiante. “Recuerdo que tenía una lista de cosas que quería hacer durante mi vida, donde figuraba una vuelta al mundo a vela, varios desafíos que aún no he podido materializar… y el Dakar.”  Y, aunque su relato de peripecias nos muestra al adolescente incorregible que lleva dentro, también deja entrever a un joven fantásticamente organizado y maduro, capaz, con solo 16 años, de crear su propia empresa de ropa junto con su hermana y su primo: “al principio lo hicimos para divertirnos, fabricando camisetas para nuestros amigos del instituto. Después, el proyecto fue cobrando dimensiones y pude comprarme mi primer 4x4 y participar en mis primeros rallies.”

Esta historia no se remonta tanto en el tiempo. De hecho, el piloto apenas acumula un año de competición a escala nacional, toda una hazaña para él. Decidió embarcarse en la aventura del Dakar con el chip del debutante sabio que se presenta a la prueba para aprender. En su bautismo de fuego Talal ha tenido que encajar no pocos golpes: “vi el SSV que había alquilado al llegar al rally, nunca había conducido este tipo de vehículo. Es mucho más divertido que un 4x4, me encanta la agilidad de estos buggies tan ligeros. El problema es que no conozco sus límites ni domino el freno, así que voy a aprendiendo día a día.” Los problemas, para el piloto, arrancaron ya en la neutralización que conducía a la primera especial y la lista de percances no dejó de crecer hasta el día siguiente: rotura del turbo, impacto contra una roca, múltiples pérdidas de aceite, etc. Durante la 5ª etapa, el novato se vio obligado a decir adiós, pero decidió continuar disfrutando de la carrera en el Dakar Experience. Nunca he perdido la calma y confieso que no estoy triste. Lo que estoy viviendo es algo excepcional y tengo ahora todo el tiempo del mundo para ir haciéndome un hueco en el Dakar.” La paciencia empieza a dar sus frutos, pues Talal El Badr y su copiloto emiratí Ali Mirza rodaron, ¡sin percance alguno!, hasta la meta de la séptima etapa.  

© @viniciusbranca

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