Lo importante no es la caída sino el aterrizaje

Dakar 2025 | Etapa 9 | RIYADH > HARADH
14 enero 2025 - 10:04 [GMT + 3]

Novato en motos todoterreno, a Adam Peschel le retiraron la escayola del brazo derecho sólo tres semanas antes del Rallye du Maroc, donde se ganó la plaza para el Dakar. El checo, doble de acción, tiene un arma secreta para llegar lejos: ¡sabe caerse mejor que nadie!

© Marcelo Machado de Melo

Siempre hay buenas razones para inquietarse al afrontar un primer Dakar. Ese no fue el caso de Adam Peschel, que lleva varios años preparándose para su estreno, pero que contaba con una desventaja que sin duda alguna habría resultado una traba consecuente para muchos pilotos: su única experiencia en rally raid e incluso en motos todoterreno ha sido el Rallye du Maroc. El piloto de Ostrava no ha seguido el camino tradicional del motocross y el enduro, ni siquiera del trial. Durante los últimos 18 años, se ha dedicado al pilotaje acrobático, además de ser doble de acción para la televisión y cine. "No tiene absolutamente nada que ver con lo que hacemos aquí. Hacemos mucho espectáculo, caballitos y trucos de acrobacias de todo tipo. Como es natural, he aprendido a mantener el equilibrio y a manejar una moto, pero lo que estoy viviendo aquí es muy duro”. El choque cultural es violento para Adam, que también confía en su fuerza mental para mantenerse en carrera después de ocho etapas, incluida una primera semana considerada por unanimidad como extrema, con la crono de 48 horas y la etapa maratón: “El Daka, no se puede comparar con nada. Durante la etapa de 850 kilómetros, me dolían tanto el cuerpo y las manos que no paraba de decirme a mí mismo 'adelante, no puedes parar'. Por ejemplo, después de una caída, tuve que buscar en lo más hondo de mí la fuerza necesaria y volver a la carretera, después de una caída".

Las caídas son a la vez el problema y la fuerza de Adam, que se ha especializado en la ciencia del “tortazo” desde que era adolescente. “Creo que me he caído unas 20 veces desde el inicio del Daka”, comenta metódico el piloto de acrobacias. A veces voy a mi ritmo y de repente golpeo una roca y salgo volando por los aires, unos veinte centímetros. Pero creo que sé cómo caer y cómo colocarme para no hacerme daño. En realidad, no tienes tiempo para pensar, pero está registrado en mi software mental personal: salgo volando y sé lo que tengo que hacer. De momento, la receta funciona. La moto núm. 127 y su piloto han llegado al vivac todas las tardes e incluso han terminado en un muy honorable 45º puesto, y también cuarto novato. El piloto de la sincronización perfecta no quiere mirar las clasificaciones, pero confía plenamente en sus posibilidades de ver la meta final en Shubaytah: Estoy seguro al 100% de que estaré allí, porque sé por qué me levanto cada mañana, incluso cuando es duro.

© Magnus Torquato

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