Valor y honor

Dakar 2025 | Descanso 0 | HAIL
10 enero 2025 - 10:34 [GMT + 3]

En busca de su tercera medalla de “finisher”, Nacho Sanchís logra terminar la primera semana, pese al dolor. Y es que de dolor sabe un rato este piloto valenciano…

Aunque uno mida metro ochenta y tres y pese ochenta kilos, cuando el cansancio te supera, uno se encuentra con las emociones a flor de piel. Al final de la quinta etapa con meta en Hail, los pilotos han alcanzado también un merecido día de descanso y a Nacho Sanchís se le quebraba la voz ante el micrófono... “Este Dakar no es duro, no. Este Dakar es muy, muy, muy duro”, comenta con voz cansada y el rostro descompuesto. “Decían que la segunda parte de la etapa maratón sería más tranquila... Puede que, para los pilotos a la cabeza, sí, pero desde luego no para nosotros, los amateurs. Los 428 kilómetros había que superarlos. Aunque he entrenado y me he preparad mucho, a nivel físico, siento que no puedo más”. El español de 45 años está encantado de poderse tomar un respiro antes de afrontar el Empty Quarter, pero también entona una cancioncilla que no se saca de la cabeza desde la noche anterior... “Por la noche quiero volar, todo el tiempo. Por la noche quiero volar, todo el tiempo, quiero besarte, quiero soñar... ¡Soy Dakar Man!”. Con la voz temblorosa y los ojos llenos de lágrimas, Nacho la dedica a sus padres, cuyas fotos en blanco y negro decoran la cúpula de su 450 KTM Rally. Aunque esta primera semana ha ido acabando con sus fuerzas, el piloto oriundo de Enguera, una pequeña localidad de la Comunidad Valenciana, no está dispuesto a tirar la toalla en su quinta participación en el más exigente de los rally raids. Hay que decir que su historia con el Dakar no ha sido ningún caminito de rosas. “Mi primer Dakar, en 2018, lo disputé con una moto casera que se rompió en la tercera etapa”, relata emocionado. “En aquella época, el Dakar Experience no existía y tuve que regresar a casa”. Al año siguiente, Nacho lograba cruzar la meta final con una KTM aguantando como podía el dolor en la última jornada. “Me caí en la penúltima etapa y me rompí tres vértebras”, recuerda. “Me costó mucho terminar, pero lo conseguí”. También cruzó la meta final en 2020, en la primera edición en Arabia Saudí. Tras fracasar en 2021 y 2022, decidió intentarlo de nuevo en 2023. Desgraciadamente, incluso antes del inicio del rally, sufrió una grave lesión durante el “shakedown”. “Estaba mirando mi roadbook, me distraje unos segundos y salí volando hacia un montículo de arena”, recuerda. “Quedé atrapado en un precipicio con vértebras y costillas rotas, una clavícula dislocada y una fractura de fémur. Mi evacuación al hospital fue una auténtica pesadilla. Nunca lo había pasado tan mal”. Sin embargo, la experiencia no le disuadió de volver este año. “Tengo dos medallas de ‘finisher’ y me he prometido a mí mismo que llevaría una tercera a casa. No quiero quedarme como recuerdo final del Dakar con los abandonos y el sufrimiento de aquellas lesiones”. De este calvario, Ignacio ha sacado una máxima, que tiene un cierto carácter marcial: “Valor y honor”. Es un mantra que le ayuda a seguir adelante, incluso cuando siente la tentación de rendirse.

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